La medicina homeopática se diferencia de la medicina científica, la más conocida, principalmente por dos razones: el medicamento homeopático y la forma de prescribir el medicamento.
La homeopatía (del griego homeios = semejante, y pathos = enfermedad) nació gracias al médico alemán Samuel Christian Friederich Hahnemann a finales del siglo XVIII. Surgió porque este médico confirmo la sospecha de que una sustancia que en un sujeto sano provoca una serie de síntomas, es capaz de curar, a dosis bajas, síntomas parecidos en una persona enferma.
La característica principal de los medicamentos homeopáticos es su origen vegetal, animal o químico (minerales u orgánicos). El proceso de preparación de este tipo de medicamentos debe de seguir rigurosamente las indicaciones recogidas en la Farmacopea Francesa o Alemana. Su origen natural y la forma de preparación hacen que éstos medicamentos no tengan efectos secundarios.
Para tratar una persona enferma con medicina homeopática hay que tener en cuenta los síntomas característicos de la enfermedad así como los síntomas que manifiesta el enfermo ante esta enfermedad, de esta forma se le administrará al paciente el medicamento homeopático que experimentalmente sea capaz de provocar en una persona sana el conjunto de síntomas que presenta el enfermo.
La medicina homeopática está indicada para tratar enfermedades como:
- Problemas bronquiales y otorrinolaringológicos: rinitis, otitis, amigdalitis, laringitis, asma, etc.
- Problemas digestivos: pesadez, ardor, flatulencia, úlcera gastro-duodenal, estreñimiento, diarrea, náuseas, vómitos, etc.
- Problemas cardiocirculatorios: hipertensión arterial, arteriopatías, varices, pesadez de piernas, etc.
- Problemas urológicos: infecciones urinarias de repetición y prostatismo.
- Problemas ginecológicos: dolores y alteraciones de regla, síndrome premenstrual, trastornos de la menopausia.
- Problemas osteo-articulares: dolor muscular y articular (dolor de cuello, hombros, codos, muñecas…), dolor de rodillas, dolor de tobillos, esguinces, contracturas, etc.
- Problemas dermatológicos: urticarias, acné, eczemas, herpes simples y zoster, etc.
- Problemas neurológicos: cefaleas y migrañas.
- Problemas psiquiátricos: ansiedad, angustia, depresión, estrés, etc.
Éstos son sólo algunos ejemplos de una lista interminable de enfermedades tratables con este tipo de medicina natural. Muchos escépticos se resisten a esta medicina alternativa pero otros muchos ya apuestan por ella y la usan como medicina preventiva.