Está más que demostrado que quien practica ejercicio físico habitualmente mejora considerablemente su salud y, en definitiva, su calidad de vida. Los beneficios del deporte son infinitos, siempre y cuando se practique de manera controlada y ajustándose a las características de cada persona. Pero, principalmente, el ejercicio físico nos aporta:
• Bienestar emocional (el estrés se disminuye, también la ansiedad y la depresión).
• Previene y protege de enfermedades como el colesterol, la hipertensión arterial. Además, mejora el desarrollo muscular y la flexibilidad en las articulaciones, y mejora el sistema inmunológico.
• Ayuda a prevenir la obesidad y a mantener un peso saludable.
Pero, aun todos estos magníficos beneficios la sociedad continua practicando poco o nada deporte, lo cual nos indica que estamos ante un problema de salud pública que afecta a millones de personas. Se estima que a partir de los 40 años un 40% de los hombres y más de un 80% de las mujeres se pasan prácticamente todo el día sentados. Por eso, la Sociedad Mundial de la Salud (OMS) recalca la importancia de la práctica rutinaria de ejercicio y abandonar así el sedentarismo.
La actividad física es beneficiosa para todo el mundo, pero ante una situación concreta de salud no se debe practicar deporte sin contar con el consejo del médico. Una regla básica en cualquier deporte es la intensidad moderada, ya que un exceso puede ser contraproducente. Y, siempre se debe de controlar la frecuencia cardíaca (toma del pulso y la respiración).
¿Qué cantidad de ejercicio es recomendable? Se recomienda, mínimo, unos treinta minutos entre tres y cinco veces por semana. Hay que tener muy presente que no siempre más es mejor, debemos de huir del exceso, ya que puede provocar el efecto contrario a lo esperado, poner en riesgo la salud.
Importantísimo el calentamiento con estiramientos previo a la actividad física para evitar lesiones. El enfriamiento, muy importante, también, es la parte final y olvidada de la práctica deportiva: a través de suaves ejercicios ayudaremos a reducir progresivamente el ritmo cardíaco, respiratorio y la temperatura corporal, relajando así las tensiones físicas y evitando posibles agujetas.
En conclusión, el placer que produce el deporte a veces nos hace olvidar las propias limitaciones y provocar problemas serios de salud. El sentido común es fundamental y nos debe mantener en un nivel saludable, con ayuda del médico y de un profesional del deporte. Recordar que la práctica deportiva es una costumbre que se puede y se debe cultivar desde niños.