La enfermedad de la difteria llevaba 30 años sin registrar un solo caso en España, hasta que se supo el contagio de un niño de 6 años que permanece en la UCI del hospital Vall d’Hebron de Barcelona. Pero, ¿cómo ha podido suceder?
El menor, originario de Olot, no estaba vacunado contra esta enfermedad, por lo que no estaba protegido ante un posible contagio. Parece que el que las vacunaciones sean solo una ‘recomendación’ en España ya que, aunque exista un calendario establecido para inmunizar a bebés y niños, los padres tienen la última palabra siempre.
Enfermedad infecciosa
La difteria se trata de una patología infecciosa que está causada por una bacteria: el bacilo Corynebacterium diphtheriae. Esta afecta a las vías respiratorias altas, es decir, a la garganta y a la nariz y también puede llegar a provocar un grave daño en el cerebro y el corazón.
El contagio se produce a través de las gotitas que se producen con los estornudos, o la tos de una persona que está infectada y sea portadora de la bacteria. Hasta dos semanas después de contagiarse podrá propagar la enfermedad el portador.
Síntomas
Las primeras señales de la difteria se dan durante los primeros siete días de contagio, desde que la bacteria entra en contacto con el cuerpo. Los síntomas son diversos:
- Escalofríos.
- Dolor de garganta.
- Secreción nasal espesa.
- La piel adquiere una coloración azulada.
- Existen distintos problemas respiratorios.
- Tos fuerte (perruna).
- Fiebre.
- Úlceras en la piel.
- Babeo.
Una vez la bacteria entra en el organismo, ésta empieza a producir toxinas que se diseminan a través del torrente sanguíneo y que afectan al cerebro y al corazón.
Vacunación
Al igual que otras enfermedades, como por ejemplo la meningitis, la vacunación es primordial para evitar casos de difteria en los más pequeños. Forman parte de vacunas combinadas y se administran durante el primer y segundo año de vida, con las pautas de los 2, 4, 6 y 15 – 18 meses de edad.
Son vacunas totalmente seguras para la salud del bebé, así que apuesta por ellas y no las olvides. Pueden marcar una gran diferencia en la salud de tus hijos.