Hoy en día es muy fácil que descuidemos la piel debido a la falta de tiempo para cuidarla. El trabajo, los niños, la casa, el estrés… todo es primero que nosotros, somos los últimos en cuidarnos, y más aún cuando se trata de la piel.
También es cierto que solemos cuidar más la piel en verano, ya que vamos a la piscina, a la playa o tomamos el sol. Sin embargo, en invierno, con el frío y la pereza no somos muy propensos a hidratar nuestro cuerpo, dando como resultado una piel áspera, reseca y envejecida.
Si se quiere conseguir una piel hidratada, suave y cuidada, hay que hidratarla día tras día sin dejar de dedicarle unos minutos diariamente, pues si no se cuida cada día, la piel vuelve a secarse y se va estropeando pudiendo incluso aparecer unas manchas blancas que proporcionan un aspecto muy envejecido y antiestético.
Existen muchas cremas naturales que se pueden aplicar sobre la piel como loción y que resultan muy eficaces. Pero además, hay muchos productos 100% naturales que resultan más económicos y funcionan.
En primer lugar, el agua es un factor clave en la hidratación de la piel. Ayuda a eliminar toxinas de nuestro cuerpo, y por tanto la limpia, hidrata y oxigena con facilidad. Beber dos litros de agua al día mantiene la piel joven e incluso ayuda a prevenir la celulitis.
Los aceites naturales como el aceite de almendras o de rosa mosqueta, resultan muy factibles y con solo unas gotas hidratan más que muchas lociones.
El pepino es muy bueno para hidratar la piel grasa, y se debe rallar y mezclar con tres cucharadas de yogur para aplicar por todo el cuerpo dejando actuar unos 15 minutos. Después se aclara con abundante agua.
La miel es también una gran aliada para mantener una piel fina y suave, siendo muchas las formas
de utilización.
En definitiva, no hay que descuidar la piel ni en invierno ni en verano. Siempre hay que tener unos minutos para dedicar a nuestro cuerpo, ya que todo el tiempo que le dediquemos hoy, será la clave para sentirnos jóvenes mañana.